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Título: Planetario
Compositor:
Autor:
Género: Canción
Subgénero: Canción
Formación Instrumental: Voz y Guitarra
ISWC: T-046433451-7
Descripción:

Aire de sandombe perteneciente al CD Donde cayó el avión (1995).

La canción narra una historia real. Como siempre y como corresponde, el perdedor de la historia fui yo. Resulta que en sexto año de escuela por estos pagos acostumbran a llevarnos al Planetario a ver las estrellas, reflejadas por una curiosa y entrañable máquina. Pero resulta también, que salí beneficiado en el sorteo de la vida y me tocó sentarme en la última fila con la niña-mujer de mis sueños, que según recuerdo se llamaba Silvia y tenía un par de ojos más negros que el carbón. Resulta además que yo no le era indiferente y que durante toda esa tarde artificialmente oscurecida en lugar de escuchar la charla y de ver las estrellas, nos dedicamos a besarnos durante noventa minutos sin parar. Resulta también, que a los veinte días me cambió por un tipo un año mayor que yo, que ya iba a la secundaria y usaba pantalones Lee americanos auténticos (todo un milagro para la época), y resulta al final, que veinte años después me la encontré como dice la canción: "detrás del vidrio de una farmacia", y me caí al pozo de los recuerdos por un rato. Después de todo, como dice Palito: "el primer amor nunca se olvida", y como digo yo, el primer desamor tampoco.

Esteban Klísich
Montevideo, agosto de 2008

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Letra:

De atrás del vidrio de una farmacia
sin avisarme se aparecieron
después de un rato de veinte años
como si nada tus ojos negros.
 
Y entre jabones
y entre lociones
entre guirnaldas y sonajeros
me quedé viéndote y por mirarte
me caí al pozo de los recuerdos.
 
Pero se mueren los días
se morirán sin remedio.
 
Volvió la tarde y la bañadera
llena de gritos y de refuerzos
volvió la máquina con estrellas
a ser destino de aquel paseo.
 
Y tus bochones de linda nena
me asesinaban desde el asiento
como queriendo que te quisiera
que te llevara conmigo lejos.
 
En esos tiempos nada sabía
de astronomía y los luceros
eran bombitas que en una tela
prendía de noche un tablado ciego
y mi interés por el planetario
podía pasar sólo por tus labios
por el oscuro y la última fila
le iba prendiendo velas al diablo
por el oscuro y la última fila
me vendí al...
 
Y en esa tarde de estrellas
te juro perdí la cuenta
y en vez de un beso te dí
algo así como ciento treinta.
 
Y aunque se mueven los días
y aunque los perros revientan
los amores no terminan
sólo se pasan a medias.
 
Y me enseñaste en tan poco tiempo
que era tan lindo que era tan feo
vos me rajaste del paraíso
vos me cambiaste en un beneficio.
 
Por un baboso de Lee gastado
que para colmo ya iba al liceo
y en la kermesse quedó colgado
de un transparente tu amor eterno.
 
Y yo juntándome los pedazos
como un tarado
miraba al cielo
y yo juntándome los cachitos
miraba el cielo.
 
Y en esa noche estrellada
te juro que perdí la cuenta
y en vez de una puñalada
me dí como ciento treinta.
 
Y aunque se mueren los días
y aunque los perros revientan
nunca cierran las heridas
sólo se tapan a medias.
 
De atrás del vidrio de una farmacia
volví del pozo de los recuerdos
y te quedaste atrás de la caja
y tus bochones se derritieron.
 
Y aunque ahora sé
de agujeros negros
estrellas frías
planetas muertos.
 
Me fui juntándome los pedazos
como un gran nabo que mira el cielo
me fui juntándome los cachitos
mirando el cielo.
 
Pero se mueren los días
se morirán sin remedio
el universo se enfría
se mueren los cementerios.

(Letra y música: Esteban Klísich)


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